#LaDiferenciaPelayo: España debuta sin despeinarse

Por Juanma Trueba (@juanmatrueba)

Hay algo que trasciende al juego e incluso a los resultados de un equipo de fútbol. Es el aspecto. Las sensaciones que transmite. La seguridad. Y también, por qué no decirlo, la elegancia. Cómo te cae el uniforme puede ser un indicativo de cómo te sienta el torneo, de si se ajusta a tu talla.

Lo obvio es señalar que la selección española de fútbol ganó a Portugal sin el menor sobresalto y no se puede pedir más para el partido inaugural de un gran campeonato. Sin embargo, lo que más llama la atención del equipo es el modo de manejarse, la facilidad para encontrar soluciones, la ausencia de crispación. El estilo de la Selección no es sólo futbolístico, ni siquiera filosófico. Es físico. Alexia, Losada o Hermoso, por no citar la alineación entera, comparten unas características (presencia, agilidad, clase) que nos convierten en un grupo homogéneo, enriquecido con la explosividad y el nervio de Amanda Sampedro. El campeonato nos colocará donde corresponda, pero España se mueve con aire de candidata y la cuestión es de máxima relevancia, pues en todo romance debemos empezar por enamorar al espejo.

No me entretendré demasiado en los reproches que se sirven para este tipo de ocasiones. Es verdad que hubo momentos en que perdimos el hilo y también es cierto que, de haber pisado el acelerador, hubiéramos conseguido una goleada de utilidad para deshacer posibles empates. No importa, créanme. Aunque está en nuestra genética el lamento permanente, el primer objetivo de todo debut debe ser no resbalar en los escalones de acceso al campo. El resto es casi irrelevante.

Lo mejor es quedarse con la capacidad de ejecución. Al cuarto de hora, Vicky Losada aprovechó un pase de Pereira (Andrea, no Luiz) para adelantar a España en el marcador. Así se explica fácil, pero el envío de la central del Atlético fue de una precisión infinitesimal y el control de la delantera del Barça de una dulzura maternal. El golpeo final lo hubiera firmado León El Profesional.

La intriga, si es que la hubo, terminó cuando Amanda Sampedro cabeceó con toda la intención un balón a la olla. Según la pelota volaba hacia la red nos dio tiempo a pensar que el fútbol no es un asunto de fuerza, sino de destreza. Y juraría que tenemos de todo. El estilo, la confianza, la determinación y, desde hoy, la primera victoria.

Foto EFE/VINCENT JANNINK

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