#LaDiferenciaPelayo: A España se le escapa una sonrisa

Por Irene García (@IreneGarciaO)

España vence a Israel (2-0) en La Condomina y roza el Mundial de Francia con los dedos.

No nos vamos a engañar, con la clasificación encarrilada y pleno de victorias, el clima invitaba al optimismo. De ilusión también se vive y este equipo sabe que, normalmente, se recoge aquello que se siembra. El trabajo bien pagado no suele ser habitual en estos días, pero La Roja está recibiendo su premio al empeño y a la confianza en un bloque al que Jorge Vilda no es capaz de renunciar. Y quizá, querer morir con las botas puestas nos de vida. Las noticias siguen siendo buenas a falta de que Austria nos de un motivo para abrir el champagne antes de tiempo. Habrá que esperar un poco más.

De momento, España sigue jugando a lo que sabe y ganando como casi siempre últimamente. La columna vertebral de la Selección pasa, primero, por la orden marcada por una defensa que, en ausencia de Irene Paredes, baila al ritmo de cualquier sustituta, que rinde con galones. A partir de aquí, lo que digan Patri Guijarro y Virginia Torrecilla. El dúo dinámico de Mallorca construye con armonía y destruye con tesón, y lo peor, es que parece sumamente sencillo. El primer tiempo fue un auténtico monólogo para España. Un carrusel de ocasiones ante el que Israel tan solo podía cerrar los ojos y esperar que no entrasen. Rezar tuvo su recompensa, aquella que se le negó a La Roja durante cuarenta y cinco minutos en los que se aburrió de intentarlo y se golpeó la cabeza una y otra vez contra el muro de las lamentaciones israelíes.


En el segundo tiempo, España redobló la apuesta manteniendo la compostura y ni perdiendo la paciencia, el gol caería por su propio peso. Mientras España dormía a Israel en sus brazos, Mari Paz Vilas, con un gran cabezazo y Alexia Putellas de penalti maquillaron la crónica de una muerte anunciada para Israel. A falta de 365 días para la cita en Francia, España llama a las puertas del Mundial con muchísimas esperanzas y todavía sin nada que perder.

Foto cabecera de Raúl Pelegrín Rodríguez

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