#LaDiferenciaPelayo: Una victoria para Mariona

Por Irene García (@IreneGarciaO)

España vence a Polonia (3-1) en Butarque y alarga su idilio con la victoria. El próximo partido, ante Alemania.

No quiero empezar este texto sin guardar un minuto de silencio.

Jorge Vilda introdujo un once con varias novedades, para eso están estas fechas de transición y estos partidos. Las oportunidades deben darse, porque la confianza se premiará a largo plazo. Todavía quedan muchos meses para el Mundial y quién sabe qué nos deparará el futuro. La temperatura no invitaba a la algarabía, pero España ya ha toreado en peores plazas. En el horizonte asoma Alemania, toda una prueba de fuego para empezar a saber cuánto medimos y cuánto debemos crecer de aquí a junio para superar nuestras propias expectativas. El equipo español debe mirarse su ombligo, pero también debe intentar organizar más partidos amistosos de nivel contra rivales de los que podamos aprender. El Mundial no tendrá nada que ver con el camino de rosas que supuso la clasificación y siempre ha sido mejor prevenir que curar. De momento, esperamos el sorteo con los dedos cruzados, pero con la moral muy reforzada.

La buena noticia del partido, si pasamos por alto la pasajera satisfacción de la victoria, tiene nombre y apellido: Andrea Falcón. La canaria es un soplo de aire fresco por la banda izquierda. Un puñal que abre heridas, un martillo que percute y un muro que no deja pasar una. Además, tiene gol (1-0). A este nivel, la competencia está servida, y el dolor de cabeza para Jorge Vilda asegurado —aunque muchos entrenadores pagarían por tener tantas y tan buenas opciones—. Nos costó más de lo habitual jugar entre líneas y encontrar el último pase. Virginia Torrecilla manejaba los tiempos y el equilibrio del centro del campo, pero esta vez, España optó por balancear el campo de una banda a la otra, en lugar de buscar los espacios por el centro. Hay que poner en práctica todas las opciones posibles, hay que echarle imaginación al asunto para cuando nuestra filosofía no sea suficiente. Por probar, que no quede, no nos arrepintamos en junio de no haber aprovechado mejor el margen de mejora. Hay que maquillar —o mejor erradicar—, ciertos despistes que llevamos cosidos a los talones. Así llegó el gol del empate de Polonia (1-1), así han llegado otros y así llegarán algunos que dolerán mucho más. La excelencia se alcanza siendo casi infalible durante los noventa minutos. Y es difícil, pero no imposible.



En la segunda parte se movió el banquillo y el juego de España. El equipo se refrescó con la lluvia y con la entrada, sobre todo, de Marta Corredera, de Alexia y de Amanda Sampedro. La Selección empezó a tocar más y más rápido. Con la calidad técnica que puebla el equipo, es complicado renunciar a la maduración de la jugada, casi, hasta la extenuación. España es una experta en el cocinado a fuego lento. Casi nunca tiene prisa y casi siempre encuentra el camino, aunque es cierto que habría que tener algún as en la manga para cuando los partidos exijan un poco de caos. Por ejemplo, hay que tirar más desde fuera del área. Probó suerte Alexia Putellas, y a los valientes siempre les sonríe la fortuna (2-1). Cuando el partido se acercaba al ocaso, Marta Carro maquilló el marcador (3-1) como si se hubiese dedicado a ser delantera centro toda la vida. Otra de las cartas que está dando grandísimos resultados a Jorge Vilda.

La sorpresa es que podemos presumir de un fondo de armario amplio y polivalente. Lo importante era mantener la senda de las buenas sensaciones, y la hemos mantenido. Lo esencial era sostener una imagen positiva que ya dura todo un año, y la misión está cumplida. Lo imprescindible era subir los brazos al cielo y dedicarle una victoria a Mariona y a su padre. Podemos ir en paz.

Foto cabecera de RFEF

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