#LaDiferenciaPelayo: Con la cabeza bien alta

Por Irene Garcia (@IreneGarciaO)

España cuaja un partido muy serio ante Alemania y consigue llevarse un empate (0-0) que deja grandes sensaciones para terminar el año.

A veces las apariencias engañan, los guiones tienen renglones torcidos, las predicciones fallan sobre el papel. A veces, simplemente, la vida nos sorprende. Ocurrió en el Steigerwaldstadion que, gracias a cuestiones del corazón que la razón no entiende, España fue superior a Alemania, aunque el resultado final nos lleve la contraria. Me explico. No es fácil aterrizar en frente del segundo mejor equipo del planeta (según el ranking FIFA) y caer de pie. Tampoco es sencillo irse a dormir plácidamente habiendo conseguido la clasificación para el próximo Mundial de manera impecable —e incluso facilona—, y de repente, tener pesadillas con la bestia germana por pretender que, de buenas a primeras, podamos plantarles cara. Hemos recorrido la mitad del camino, pero a partir de ahora, el desnivel irá creciendo y tendremos que ajustarnos las espinilleras si no queremos quedarnos en el intento. Creo que ya dejamos atrás el querer y no poder ser.

La misión de Alemania era clara: neutralizar a Silvia Meseguer, imposibilitar la circulación interior de España. Lo consiguió rápido, por mucho que Vicky Losada se empeñase en buscar una solución. A España le costaba generar movimientos entre líneas, pero gracias a la movilidad de Amanda, Mariona, Alexia y Patri Guijarro, la circulación empezó a ser más fluida justo antes de estrellarnos contra el muro defensivo alemán. Ante la ausencia de Jenni Hermoso, España encontró en Mariona el recurso de la solidaridad con las centrocampistas. Los ataques de la Selección se filtraban como el agua entre las rocas, poco a poco y sin demasiada contundencia, pero el goteo empezó a dar sus frutos y España comenzó a quitarse de encima la camisa de fuerza y los complejos. Amanda Sampedro pudo ejemplificar esa actitud en dos ocasiones de gol muy claras, pero ni la suerte ni la precisión estuvieron de su lado. La realidad es que en la primera parte, Alemania no pudo mirarnos por encima del hombro.

Cuando España bajó la intensidad, Däbritz-Magull pudieron entrar en juego, hecho que inclinó el partido en la segunda parte a favor de Alemania. Además, las germanas cuentan con un potencial envidiable a balón parado. España se defendió como un gato panza arriba y sobrevivió. Alemania fue creciendo según pasaba los minutos y los ataques de España empezaron a ser más accidentales que habituales. A pesar de esa situación, el equipo dirigido por Jorge Vilda mantuvo la seriedad suficiente como para contener el huracán y darle algún susto al segundo mejor equipo del planeta. El partido empezó a jugarse en las dos áreas, aumentó la velocidad, la verticalidad, pero también el riesgo. Sin ataduras, ambos equipos sucumbieron al sálvese quien pueda. Alemania terminó el partido desesperada, y España satisfecha. Ahora me entienden cuando les decía que, en ocasiones, los pronósticos no sirven para nada.

Visto lo visto, podemos ponerle el punto y final al año con hilo de oro. Si nos podemos a pensar en todo lo que nos queda por delante, podemos ilusionarnos o echarnos a temblar. Yo siempre he sido más de mantener las apariencias y sonreír. El futuro nos dirá el lugar que debemos ocupar.

Foto cabecera @SeFutbolFem

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