Nací en Madrid el 6 de Octubre de 1980. Me considero jugadora de fútbol desde los siete años aunque llevo dándole patadas a un balón desde que tengo uso de razón. Supongo que el hecho de tener tres hermanos mayores en casa desarrolló mi habilidad y predilección por este deporte. En mi infancia no recuerdo ninguna muñeca, solo jugar a gol-regate en el salón, partidos en el parque y a veces incluso tiros a puerta en el pasillo de casa.

Siempre se me dieron bien los deportes. De hecho en mi colegio no podía jugar al fútbol porque ninguna chica lo hacía y allí estaba federada con el equipo de balonmano. Pero yo sabía que lo mío era el deporte rey así que en cuanto me enteré por un vecino que el Interviú Boomerang daba la posibilidad de jugar juntos a niños y niñas no me lo pensé y me apunté al equipo de fútbol sala. Estuve allí hasta los doce años, edad máxima con la que la Federación madrileña permite jugar al fútbol mixto. Cuando cumplí los doce tuve que dar el salto al fútbol 11 que me gustaba mucho más y que le venía mejor a mi estilo de juego. Me gustaban más los espacios amplios.

El hecho de tener tres hermanos mayores en casa desarrolló mi habilidad y predilección por este deporte.

Mi primer equipo de fútbol 11 federado fue el CD Canillas. Un Club de barrio con mucha solera y de los pioneros en fútbol femenino. En esa época existía una única categoría (sénior) donde jugábamos juntas niñas y mujeres de todas las edades. Allí estuve jugando 8 temporadas entre las q3ue conseguimos como resultado más significativo un campeonato de liga con el consiguiente ascenso a Segunda División Nacional. Tras militar una temporada en dicha categoría el Atlético Féminas se fijó en mí y decidió ficharme. Fue una decisión difícil puesto que dejaba atrás muchas amistades y unos años muy bonitos pero yo sabía que era un paso que debía dar si quería crecer como futbolista. Así que me decidí a cambiar a la vez que estudiaba la Carrera de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid.

En el Atlético de Madrid las cosas fueron bien. Éramos un equipo con muchas ganas y con un objetivo claro, ir ganando las competiciones ligueras año a año para subir a la flamante Superliga lo antes posible. Llegar a Segunda División fue relativamente fácil y se cumplieron los plazos, pero el ascenso a Superliga se nos resistió hasta en tres ocasiones pero como dice el refrán “A la tercera va la vencida”. De esta etapa sólo tengo buenos recuerdos y de hecho es donde viví mis mejores momentos como futbolista. Fuimos todos los años campeonas de liga y pudimos tener acceso a experiencias increíbles y que te hacían sentir futbolista de verdad. Bien es cierto que nunca llegué a vivir del fútbol pero si me sentí privilegiada en muchos aspectos. Además en esta época fui jugadora durante tres temporadas de la Selección madrileña y ganamos dos Campeonatos de España. Lo más bonito fue ver a mi gente (sobre todo a mi padre) de manera incondicional en la grada disfrutando de verme hacer lo que más me gusta.

En el Atlético de Madrid fuimos todos los años campeonas de liga y pudimos tener acceso a experiencias increíbles, que te hacían sentir futbolista de verdad

Mientras estudiaba la carrera me resultó fácil compatibilizar los estudios con la vida deportiva a pesar de que entrenábamos muchos días a la semana y viajábamos prácticamente cada quince días pero una vez encontré trabajo las cosas no fueron tan fáciles. Siempre he tenido los pies en la tierra y he sabido que lo importante era mi futuro profesional a pesar de que mi pasión fuera el fútbol. Después de terminar la carrera hice un Máster en Gestión y Dirección de Entidades deportivas porque sabía que quería unir mi carrera profesional al mundo del Deporte. Eso es algo que siempre tuve claro aunque ha sido complicado. Por ello, tuve que renunciar al Fútbol Femenino de “élite” y centrarme en mi carrera profesional jugando en diferentes equipos a un nivel más amateur (AD Villa Rosa, AD Torrejón y CD Avance entre otros). La última temporada en el CD Avance no la pude terminar porque fui Mamá y tuve que estar alejada de los terrenos de juego durante unos meses. Es una experiencia maravillosa por la que merece la pena dejar de jugar unos meses. De hecho, en cuanto pude me reincorporé a jugar de nuevo. Volví al CD Canillas en una segunda etapa mucho más madura y tranquila pero con las mismas ganas de siempre. A veces resulta difícil compatibilizar la vida personal, profesional y deportiva pero cuando algo te gusta tanto haces malabares con tal de poder mantenerlo entre tus prioridades.

Lo imposible, sólo tarda un poco más…

Ana RossellDurante el penúltimo año en Canillas cursé el Máster en Gestión deportiva de la RFEF y del proyecto de final de Máster surgió la idea de crear AR10. Me di cuenta de que era la hora de colgar las botas (a pesar de que sigo dando alguna que otra patada en el Atlético Torrejón), dar paso a las nuevas generaciones y devolverle al fútbol femenino todo lo que me ha dado durante muchos años. Ahora, desde los despachos, intento cambiar el panorama de este deporte sobre todo en el ámbito nacional pero también ayudar a que se desarrolle en otros países. Se necesitan muchas más mujeres en el mundo del fútbol en todos los ámbitos. No sólo jugadoras, sino también entrenadoras, árbitros y sobre todo gestoras. Por ello ya soy Nivel II de Entrenador y tengo el título de Director Deportivo por la RFEF. Hay mucho por hacer y para ello me he rodeado de un gran equipo de profesionales que están ayudándome día a día a cumplir mis sueños y los de muchas niñas que adoran este deporte.

 

Nuestro proyecto interno se llama TACON (Trabajo + Atrevimiento + Conocimiento + Organización + Notoriedad) y lo que pretendemos es que ninguna niña se quede sin jugar al fútbol. En mi opinión el mundo y, más concretamente, España estamos necesitados de un cambio y un relevo generacional que debe darse en todos los ámbitos de la vida. Personalmente, me gustaría encabezar ese relevo en el ámbito del fútbol femenino dando soporte al que llamo “el cuadrado de oro” formado por las jugadoras, las instituciones, los Clubes y las marcas. Porque lo imposible, sólo tarda un poco más…